En medio de una crisis de opiáceos que sigue cobrando vidas en los Estados Unidos y en todo el mundo, un nuevo estudio de la Universidad del Sur de California (USC) arroja luz sobre una posible alternativa: el cannabis. Esta investigación, que se suma a un creciente cuerpo de evidencia, sugiere que el cannabis podría ser una herramienta valiosa para ayudar a las personas a reducir o incluso abandonar el consumo de opiáceos.
El estudio, publicado en la revista "Drug and Alcohol Dependence Reports", se destaca por su enfoque cualitativo y su concentración en las experiencias vividas por consumidores de drogas inyectables. Sid Ganesh, estudiante de doctorado de la facultad de Medicina de la USC y autor principal del estudio, explica:
"Nuestro estudio es único porque utiliza datos cualitativos y se centra en la experiencia de 30 personas que consumían opiáceos y cannabis y se inyectaban drogas."
Enfoque en población vulnerable: El 57% de los participantes carecían de vivienda estable.
Bajos ingresos: El 70% ganaba menos de $2,100 al mes.
Acceso a servicios: La mayoría eran usuarios frecuentes de una clínica de metadona y un centro de intercambio de jeringuillas en Los Ángeles.
Los participantes del estudio describieron el cannabis como una herramienta útil para controlar su consumo de opiáceos. Los beneficios reportados incluyen:
Alivio de los síntomas de abstinencia
Reducción de antojos
Disminución de la ansiedad asociada al consumo de opiáceos
Un participante lo expresó así: "Cuando fumas hierba, te ayuda a superar el bache y las ganas de colocarte por primera vez. Eso es lo especial de la hierba."
La investigación de la USC cobra relevancia en el contexto de una crisis de opiáceos que se ha agravado en la última década. Según el estudio:
"Las tasas de mortalidad por sobredosis de opiáceos han aumentado drásticamente en la última década debido en gran parte al fentanilo en el suministro de drogas ilícitas en Estados Unidos."
Datos del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIH) de EE.UU. revelan la magnitud del problema:
Solo 1 de cada 5 adultos con trastorno por consumo de opioides recibió tratamiento en 2021.
Aproximadamente 2.5 millones de adultos en EE.UU. padecieron un trastorno por consumo de opioides en el año anterior a 2021.
Accesibilidad: En los últimos años, el acceso legal al cannabis ha aumentado en muchas regiones.
Menor riesgo de sobredosis: A diferencia de los opiáceos, el cannabis no presenta riesgo de sobredosis fatal.
Potencial para tratar el dolor: Algunos estudios sugieren que el cannabis podría ser efectivo para tratar ciertos tipos de dolor crónico.
Evidencia limitada: Ryan Marino, de la Facultad de Medicina de la Universidad Case Western Reserve, advierte que aún no hay datos concluyentes sobre la eficacia del cannabis para la mayoría de las personas con trastornos por consumo de opiáceos.
No es una panacea: El cannabis no debe verse como una solución única, sino como parte de un enfoque integral de tratamiento.
Riesgos propios: El cannabis tiene sus propios riesgos y efectos secundarios que deben considerarse.
Ganesh, de la USC, enfatiza que el objetivo no es simplemente reemplazar opiáceos con cannabis, sino mejorar el acceso a una variedad de herramientas y tratamientos para aquellos que luchan contra la adicción a opiáceos.
Más investigación: Se necesitan estudios a gran escala para confirmar los hallazgos preliminares.
Política de drogas: Los resultados podrían influir en futuras políticas sobre el uso medicinal del cannabis.
Enfoques integrales: Combinar el uso potencial del cannabis con otras terapias y apoyo psicosocial.
Aunque el estudio de la USC ofrece una perspectiva prometedora, es importante abordarlo con cautela. El cannabis no es una solución mágica, pero podría ser una herramienta valiosa en el arsenal contra la adicción a opiáceos. A medida que la investigación avanza, la esperanza es que este enfoque pueda ofrecer una alternativa más segura y accesible para aquellos que luchan contra la adicción, especialmente en poblaciones vulnerables con acceso limitado a otros tratamientos.
La lucha contra la crisis de opiáceos requiere un enfoque multifacético, y cada nueva herramienta potencial merece una consideración cuidadosa. El cannabis podría ser un paso hacia un futuro donde menos vidas se pierdan por la adicción a opiáceos.