
Caos vial en CDMX: Inundaciones paralizan acceso al AICM y Circuito Interior
La Ciudad de México se vio sumergida en una crisis de movilidad el pasado miércoles 17 de julio, cuando fuertes lluvias provocaron severas inundaciones en puntos neurálgicos de la capital. El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y el Circuito Interior fueron los más afectados, generando un caos sin precedentes que impactó a miles de viajeros y residentes por igual.
El diluvio que paralizó la ciudad
Las precipitaciones, que comenzaron en horas de la tarde, rápidamente sobrepasaron la capacidad de drenaje de varias zonas de la ciudad. La alcaldía Venustiano Carranza y las inmediaciones del AICM se convirtieron en el epicentro de la crisis, con calles transformadas en verdaderos ríos urbanos.
Circuito Interior: De vía rápida a lago improvisado
El Circuito Interior, una de las arterias viales más importantes de la CDMX, se vio particularmente afectado. La circulación en ambos sentidos se ralentizó hasta casi detenerse por completo, especialmente en dirección a la Terminal 1 del aeropuerto.
"El agua alcanzó varios centímetros de altura, convirtiendo la avenida en un extenso charco que impedía el paso de vehículos", comentó un testigo en el lugar.
AICM: Viajeros nadando contra la corriente
La situación en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México no fue mejor. Las inundaciones en los accesos obligaron a muchos pasajeros a tomar medidas desesperadas:
Caminatas forzadas: Decenas de viajeros se vieron obligados a caminar por el agua para llegar a sus vuelos.
Retrasos y cancelaciones: Aunque el AICM no emitió un comunicado oficial, se reportaron numerosos retrasos y posibles cancelaciones de vuelos.
Auxilio de emergencia: Unidades de la Secretaría de Seguridad Ciudadana prestaron ayuda a los usuarios que intentaban acceder al aeropuerto.
Impacto en el transporte público
El caos no se limitó al tráfico vehicular privado. El sistema de transporte público de la ciudad también sufrió interrupciones significativas.
Metrobús: Líneas paralizadas
La Línea 4 del Metrobús, que conecta el centro de la ciudad con el AICM y Pantitlán, se vio severamente afectada:
Se suspendió el servicio en cuatro estaciones clave: Alameda Oriente, Calle 6, Pantitlán y Terminal 2 del AICM.
El servicio quedó limitado al tramo de Hidalgo a Archivo General de la Nación.
Todas las líneas del Metrobús reportaron marcha lenta debido a las condiciones climáticas.
Reacción de las autoridades
Ante la magnitud de la crisis, las autoridades capitalinas se movilizaron para mitigar los efectos de las inundaciones:
Cierre temporal: Se cerró la circulación en Circuito Interior con dirección a Oceanía.
Reapertura gradual: Cerca de las 9 de la noche, se reabrió el tránsito vehicular en Circuito Interior.
Bombeo de agua: Equipos de emergencia trabajaron arduamente para desalojar el agua acumulada.
Consecuencias y lecciones aprendidas
Este evento meteorológico puso de manifiesto la vulnerabilidad de la infraestructura urbana de la CDMX ante fenómenos climáticos intensos:
Necesidad de mejoras: El sistema de drenaje de la ciudad demostró ser insuficiente para manejar lluvias torrenciales.
Planificación de contingencias: Se evidenció la importancia de contar con planes de emergencia más robustos para el AICM y otras infraestructuras críticas.
Comunicación efectiva: La falta de información oficial oportuna generó confusión entre los afectados.
Impacto en la vida cotidiana
Las inundaciones no solo afectaron a viajeros, sino también a residentes y trabajadores de las zonas impactadas:
Comercios afectados: Negocios cercanos al AICM y en Venustiano Carranza reportaron pérdidas.
Hogares inundados: Algunas colonias experimentaron ingreso de agua en viviendas.
Pérdidas económicas: El cierre temporal de vías principales generó retrasos y pérdidas para empresas de logística y transporte.
Pronóstico y precauciones futuras
Ante la posibilidad de que eventos similares se repitan, las autoridades y expertos recomiendan:
Mantener limpios los sistemas de drenaje.
Implementar sistemas de alerta temprana más eficientes.
Invertir en infraestructura resiliente ante eventos climáticos extremos.
Educar a la población sobre cómo actuar en casos de inundaciones súbitas.
En definitiva, las inundaciones del 17 de julio en la Ciudad de México revelaron la urgente necesidad de mejorar la infraestructura urbana y los protocolos de emergencia. Aunque la situación se normalizó en las horas siguientes, el evento dejó una marca indeleble en la memoria colectiva de los capitalinos y planteó serios cuestionamientos sobre la preparación de la ciudad ante los desafíos del cambio climático. La lección es clara: la adaptación y la prevención son fundamentales para enfrentar un futuro donde estos fenómenos podrían volverse más frecuentes e intensos.
Fuente: SDP Noticias