La tranquilidad de la noche centroamericana se vio interrumpida abruptamente cuando un fuerte sismo de magnitud 5.7 sacudió la región fronteriza entre Panamá y Costa Rica. El evento sísmico, que ocurrió en las primeras horas del lunes 22 de julio de 2024, ha dejado a los habitantes de ambos países en estado de alerta, mientras las autoridades evalúan los posibles daños y coordinan las medidas de respuesta necesarias.
El terremoto, con una magnitud preliminar de 5.7 en la escala de Richter, fue registrado por los sismógrafos a las 00:46 hora local (05:46 GMT). Según los informes iniciales del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el epicentro se localizó a unos 44 kilómetros al sur de Puerto Armuelles, en la provincia panameña de Chiriquí, cerca de la frontera con Costa Rica.
El sismo tuvo una profundidad de 10 kilómetros, lo que contribuyó a que fuera sentido con intensidad en diversas zonas de ambos países. La superficialidad del movimiento aumentó la percepción del temblor entre la población, generando preocupación y llevando a muchos residentes a evacuar sus hogares por precaución.
Testimonios recopilados en redes sociales y medios locales indican que el sismo fue percibido con fuerza en varias ciudades de Costa Rica, incluyendo la capital, San José. En Panamá, habitantes de las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro reportaron haber sentido el movimiento con intensidad.
Hasta el momento, no se han reportado daños significativos a infraestructuras ni lesiones personales como consecuencia directa del terremoto. Sin embargo, las autoridades de ambos países han activado protocolos de emergencia para realizar evaluaciones exhaustivas en las áreas más cercanas al epicentro.
Los organismos de protección civil de Panamá y Costa Rica han puesto en marcha sus respectivos planes de contingencia. Se han desplegado equipos de evaluación de riesgos y brigadas de rescate en las zonas potencialmente afectadas como medida preventiva.
El presidente de Costa Rica, en un mensaje a través de sus redes sociales, llamó a la calma y aseguró que las instituciones correspondientes están monitoreando la situación de cerca. Por su parte, el gobierno panameño ha emitido un comunicado instando a la población a mantenerse informada a través de canales oficiales y seguir las recomendaciones de las autoridades competentes.
La región centroamericana, y en particular la zona fronteriza entre Panamá y Costa Rica, es conocida por su alta actividad sísmica debido a su ubicación en el llamado "Cinturón de Fuego del Pacífico". Este terremoto se suma a una serie de eventos sísmicos recientes en la región.
Los expertos advierten sobre la posibilidad de réplicas en las próximas horas o días, algunas de las cuales podrían ser de magnitud considerable. Los institutos sismológicos de ambos países mantienen un monitoreo constante de la actividad telúrica en la zona.
Ingenieros y técnicos están llevando a cabo inspecciones en edificios públicos, escuelas y hospitales en las áreas más afectadas para garantizar su integridad estructural. Hasta el momento, no se han reportado daños significativos en infraestructuras críticas.
Las compañías de servicios públicos están realizando evaluaciones de sus redes de distribución de agua y electricidad para descartar posibles daños causados por el sismo. Hasta ahora, no se han reportado interrupciones mayores en los servicios básicos.
Este evento sirve como recordatorio de la importancia de la preparación ante desastres naturales. Expertos en gestión de riesgos enfatizan la necesidad de fortalecer los programas de educación sísmica y los simulacros de evacuación en ambos países.
Las autoridades de Panamá y Costa Rica han anunciado que utilizarán esta experiencia para revisar y actualizar sus protocolos de respuesta ante emergencias sísmicas, buscando mejorar la coordinación entre instituciones y la eficacia de las medidas de prevención.
Varios países de la región y organizaciones internacionales han expresado su solidaridad y han ofrecido asistencia en caso de ser necesaria. La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) de Guatemala y el Sistema Nacional de Protección Civil de México han manifestado su disposición para brindar apoyo si fuera requerido.
Este evento sísmico ha puesto de manifiesto la importancia de fortalecer los mecanismos de cooperación regional en materia de gestión de riesgos y respuesta ante desastres naturales. Se espera que en los próximos días se realicen reuniones entre representantes de los países centroamericanos para discutir estrategias conjuntas de prevención y respuesta.
El terremoto de magnitud 5.7 que sacudió la frontera entre Panamá y Costa Rica ha puesto a prueba la preparación y capacidad de respuesta de ambos países ante eventos sísmicos. Aunque hasta el momento no se han reportado daños significativos ni víctimas, este suceso sirve como un importante recordatorio de la vulnerabilidad de la región ante los fenómenos naturales y la necesidad constante de mejorar los sistemas de prevención, alerta temprana y respuesta ante emergencias. La colaboración internacional y la solidaridad regional demostradas en las horas posteriores al sismo son aspectos positivos que fortalecen la resiliencia de Centroamérica frente a los desafíos impuestos por su compleja realidad geológica.
Fuentes: El Economista y Teletica