En el complejo panorama económico que enfrenta México, las expectativas para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2024 han sufrido un nuevo ajuste a la baja. Según la más reciente Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, realizada por el Banco de México (Banxico), los analistas prevén ahora un crecimiento del 1.8% para este año, marcando la quinta revisión consecutiva a la baja de este indicador crucial.
El contraste entre las proyecciones de los especialistas y las estimaciones gubernamentales es notorio. Mientras el sector privado ajusta sus expectativas a un modesto 1.8%, el gobierno federal mantiene una postura más optimista, sosteniendo una proyección de crecimiento del 3.0% para 2024. Esta disparidad plantea interrogantes sobre los factores que están influyendo en estas perspectivas divergentes y las implicaciones para la economía mexicana en el corto y mediano plazo.
Rodrigo Mariscal, jefe de la Unidad de Planeación Económica de la Secretaría de Hacienda, ha señalado que la revisión oficial de las estimaciones de crecimiento se presentará hasta la entrega del Paquete Económico 2025, que estará bajo la responsabilidad del nuevo gobierno encabezado por Claudia Sheinbaum. "Al menos, en lo que hemos observado en el año, se ve que el crecimiento se va a mantener estable, no esperamos una desaceleración", afirmó Mariscal, destacando la resistencia de la economía mexicana frente a diversos choques de oferta que han afectado tanto la actividad económica como los precios.
La revisión a la baja de las expectativas de crecimiento no ocurre en el vacío. Varios factores están jugando un papel crucial en la configuración de estas perspectivas:
Incertidumbre política: La proximidad de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y el debate sobre reformas constitucionales en México generan un ambiente de incertidumbre que puede afectar las decisiones de inversión.
Presiones inflacionarias: La persistencia de altos niveles de inflación en el país sigue siendo una preocupación central para los analistas y formuladores de políticas.
Gobernanza: Según la encuesta de Banxico, el 58% de los analistas consideran que los factores de gobernanza son el principal obstáculo para el crecimiento económico, especialmente en un año de transición política.
Condiciones económicas internas: El 16% de las respuestas señalan las condiciones económicas internas como un factor limitante para el crecimiento.
Factores externos: Las condiciones políticas externas y la inflación global son mencionadas cada una por el 9% de los analistas como elementos que podrían obstaculizar el desarrollo económico de México.
Contrariamente a la tendencia a la baja en las proyecciones de crecimiento, las expectativas sobre la inflación han experimentado una revisión al alza. La misma encuesta de Banxico revela que los analistas ahora esperan que la inflación cierre el año en 4.65%, un aumento significativo respecto al 4.25% proyectado en junio. Esta cifra sitúa la inflación fuera del rango objetivo establecido por el banco central de 3% +/- 1 punto porcentual.
La inflación subyacente, que excluye los bienes y servicios con precios más volátiles y es un indicador clave para las decisiones de política monetaria de Banxico, se proyecta en un 4% para el cierre de año. Aunque ligeramente menor que la estimación de junio (4.04%), sigue siendo un motivo de preocupación para los formuladores de políticas económicas.
El panorama económico de México no es uniforme en todos los sectores y regiones. Algunos sectores, como el manufacturero y el de servicios relacionados con el nearshoring, muestran signos de fortaleza y potencial de crecimiento. Por otro lado, sectores más dependientes del consumo interno pueden enfrentar mayores desafíos debido a las presiones inflacionarias y la incertidumbre económica.
Regionalmente, los estados del norte de México, beneficiados por la tendencia del nearshoring y su proximidad a Estados Unidos, podrían experimentar un crecimiento más robusto que otras partes del país. Esta dinámica regional plantea tanto oportunidades como desafíos para la política económica nacional, que debe buscar un desarrollo equilibrado y sostenible en todo el territorio.
Ante este escenario, la política monetaria del Banco de México juega un papel crucial. La institución se enfrenta al delicado equilibrio entre controlar la inflación y no obstaculizar el crecimiento económico. Las decisiones sobre las tasas de interés en los próximos meses serán fundamentales para navegar este complejo panorama económico.
El 2024 se perfila como un año de importantes retos para la economía mexicana. La divergencia entre las proyecciones oficiales y las del sector privado subraya la incertidumbre que rodea el desempeño económico del país. Sin embargo, esta situación también presenta oportunidades para implementar políticas económicas innovadoras y fortalecer la resiliencia de la economía mexicana.
La capacidad de México para navegar estos desafíos dependerá en gran medida de la efectividad de sus políticas económicas, la estabilidad de su entorno político y su habilidad para aprovechar las oportunidades que surgen en el cambiante panorama económico global. A medida que avanza el año, será crucial mantener un seguimiento cercano de estos indicadores y estar preparados para ajustar las estrategias económicas según sea necesario.
En este contexto, la colaboración entre el sector público y privado, así como la implementación de políticas que fomenten la inversión, la innovación y el desarrollo sostenible, serán fundamentales para superar los obstáculos y encaminar a México hacia un crecimiento económico más robusto y equitativo.