En un sorprendente giro de los acontecimientos, Iberdrola, el gigante energético español, ha anunciado planes de inversión masiva en México, marcando un nuevo capítulo en su tumultuosa relación con el país norteamericano. Este movimiento estratégico llega después de la controvertida venta de sus activos al gobierno mexicano, en una operación que ha generado tanto elogios como críticas en el sector energético.
En un anuncio que ha sacudido los cimientos del sector energético mexicano, Iberdrola ha revelado su intención de invertir aproximadamente 2,900 millones de dólares durante el próximo sexenio presidencial de Claudia Sheinbaum. Esta cifra astronómica representa casi la mitad de los ingresos que la compañía obtuvo por la venta de 13 centrales eléctricas al gobierno mexicano, en una transacción valorada en 6,200 millones de dólares.
"Es como si Iberdrola estuviera diciendo: 'Nos fuimos, pero nunca nos fuimos realmente'", comenta Juan Pérez, analista del sector energético. "Esta inversión no solo reafirma su compromiso con México, sino que también replantea completamente su estrategia en el país".
La ambiciosa propuesta de Iberdrola incluye la construcción de al menos 17 plantas de energías renovables. Estas instalaciones prometen aportar una impresionante capacidad de 2,855 megawatts a la red eléctrica mexicana.
"Estamos hablando de un cambio de paradigma en la matriz energética de México", explica María Rodríguez, experta en energías limpias. "Estas nuevas plantas no solo aumentarán la capacidad de generación, sino que también impulsarán significativamente la participación de las energías renovables en el mix energético del país".
A pesar de haber vendido el 55% de su negocio en México en febrero de 2024, Iberdrola no ha abandonado completamente el mercado mexicano. La empresa ha mantenido una presencia significativa:
1,232 megawatts de capacidad instalada en energías renovables
1,166 megawatts en ciclos combinados
202 megawatts en cogeneración
Sin embargo, la venta de las 13 centrales ha tenido un impacto considerable en las operaciones de la compañía. La producción térmica de Iberdrola experimentó una caída del 56% en el primer semestre del año, alcanzando los 11,246 GWh.
La decisión de Iberdrola de vender parte de sus activos en México no solo ha redefinido su estrategia en el país, sino que también ha tenido un impacto significativo en sus resultados financieros globales. El flujo operativo de la compañía ascendió a 9,613 millones de euros durante el primer semestre del año, lo que representa un incremento del 27% anual.
"La plusvalía generada por la operación en México ha sido un impulsor clave de este crecimiento", señala Carlos Gómez, analista financiero. "Es una jugada maestra que ha permitido a Iberdrola capitalizar sus activos en México mientras mantiene una presencia estratégica en el mercado".
La decisión de Iberdrola de vender una parte significativa de sus activos en México ha sido objeto de intenso debate. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido un crítico vocal de la presencia de Iberdrola en el país, argumentando que la operación de compra por parte del gobierno mexicano beneficiará a los consumidores.
"Lo que se garantiza es que no aumente el precio de la luz, eso es lo esencial", declaró López Obrador tras el anuncio de la compra.
Sin embargo, la relación entre Iberdrola y el gobierno mexicano no siempre fue tensa. La empresa española tenía grandes planes para México antes de la llegada de López Obrador a la presidencia en 2018. El cambio en la política energética del nuevo gobierno y la percepción de un ambiente hostil hacia las empresas extranjeras del sector energético llevaron a Iberdrola a reconsiderar su estrategia.
Según Enrique Quintana, destacado columnista y director editorial de El Financiero, Iberdrola cometió un error estratégico crucial que desencadenó la hostilidad del gobierno de López Obrador: la inclusión del expresidente Felipe Calderón en el Consejo de Administración de una de sus filiales.
"A partir de ese momento se convirtió en la némesis del entonces precandidato López Obrador y de su asesor, Manuel Bartlett", explica Quintana. Esta decisión aparentemente inofensiva tuvo consecuencias de largo alcance, desencadenando una serie de ataques verbales y obstáculos regulatorios que finalmente llevaron a la venta de activos.
La inversión planificada de Iberdrola en energías renovables llega en un momento crítico para el sector energético mexicano. Con la creciente demanda de energía limpia y la presión internacional para reducir las emisiones de carbono, la apuesta de Iberdrola por las renovables podría marcar un punto de inflexión en la política energética del país.
"Esta inversión no solo beneficiará a Iberdrola, sino que también podría catalizar una transición más amplia hacia las energías limpias en México", opina Laura Sánchez, especialista en políticas energéticas. "Es una oportunidad para que México se posicione como líder regional en energías renovables".
La decisión de Iberdrola de reinvertir una parte sustancial de los ingresos obtenidos por la venta de sus plantas en México marca el inicio de un nuevo capítulo en su relación con el país. Esta estrategia no solo demuestra la confianza de la empresa en el potencial del mercado mexicano, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro del sector energético en México.
Mientras el país se prepara para una nueva administración bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, la inversión de Iberdrola podría ser un catalizador para un cambio más amplio en la política energética. El equilibrio entre la soberanía energética y la atracción de inversiones extranjeras será crucial para determinar el éxito de esta nueva etapa.
En última instancia, el caso de Iberdrola en México es un testimonio de la naturaleza dinámica y a menudo impredecible del sector energético global. A medida que el mundo avanza hacia un futuro más sostenible, las decisiones tomadas hoy tendrán repercusiones duraderas en el panorama energético del mañana.